Viernes 31 de diciembre, 1982. Aspen
Cinco minutos antes de Año Nuevo, Jon y yo decidimos que no nos apetecía estar rodeados de gente y salimos fuera, para no oírles cantar el "Auld Lang Syne". Estuvimos viendo los fuegos artificiales y entramos al cabo de diez minutos. Fue fantástico porque nadie se dio cuenta de que nos habíamos ido y, en cambio, nos libramos de los besos y todo el rollo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario