“Espero una llamada”, palaras que envuelven a una cerveza tibia y a un hombre en bóxers que se pasea en un malgastado cuarto de motel. Combinación de cámaras fijas y subjetivas. Colores limpios que denotan una clara tonalidad de gamas de un azul hiperquinético.
Alguien debió haber dejado en la bandeja de devolución un dvd grabado en casa, pero no. Primeros planos y planos generales de una pieza de motel muy “on the road”. “The Tape” (Richard Linklater) es literalmente más que una “cinta”, es a segundos, una mascada de realidad, de una conversación, visita y reunión cotidiana; una historia que devela el perfil psicológico, precisamente, de uno de sus protagonistas, transformándose para quienes están frente de la pantalla, en una sesión psicoterapéutica, a través de la cuál no sólo se comprende, comparte o se repudia la forma de ser del manipulador Vince (ethan hawke), sino que se aprende a conocer directamente los huesos y músculos del sujeto, de los cuales emanan sus verdaderas intenciones.
Develar – redescubrir-aceptarse. Esa parece ser la lógica que encadena y desencadena la dinámica relacional de los tres participantes de esta historia. A través de tantos dimes y diretes, a través de tantos juegos de palabras y de manipulación bien/mal intencionada, el autor impregna el diálogo y a la acción de valores; valores que terminan por aleccionar al espectador a modo de que termine por asumir y aceptar que en este paso por la vida, la “responsabilidad de ser” conlleva a saber diferenciar y denunciar la inmadurez y violencia en la relación con el prójimo.
Desde una perspectiva moral, “quién es mejor que el otro”. El gran slogan de esta gran y sencilla película. Richard Linklater (director), presenta a través de la reunión casual de tres amigos del highschool, y sobre los cuales divaga el fantasma de una violación, una crítica aguda hacia la sociedad americana, la cual, mediante su actuar, impulsa y saca lo peor de los cimientos culturales a modo de “sobrevivir” en esta carrera por subsistir y manifestarse como potencia y amo del mundo.
Tan sólo presione “play” y vea usted qué hace con la cinta.
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